Juan 10,10 dice que Jesús vino para que tuviéramos vida y vida en abundancia, entonces ¿a dónde se ha metido la tan prometida abundancia?

Escuchamos esta expresión a menudo “Jesús vino para que tuviéramos vida y vida en abundancia” pero, por más que buscamos hasta con lupa, la abundancia simplemente no se ve en kilómetros a la redonda en nuestra vida. ¿Será que estamos haciendo algo mal?

Tal vez sí. Y aquí te menciono 4 cosas que el enemigo hace para obstaculizar la abundancia en nuestra vida, de acuerdo a la Escritura, que tal vez no conocías o que pensabas que no afectaban en nada.

1. Mentira

Somos conscientes de que satanás miente y es el padre de la mentira, lo dice el Evangelio de Juan 8,44 y las personas lo repiten a menudo, pero ¿de qué manera lo hace? ¿Cuáles son las mentiras que nos ha contado?

  • “Tu pecado es más grande que tú.”

Esta es una de las mentiras más grandes que puede intentar hacernos creer, y que tendemos a asumir con mayor facilidad. Todos tenemos ese “algo” que es nuestra mayor debilidad y que, por más que inten- tamos, sencillamente no podemos dejar.

Ya sea que se trate de un rencor hacia alguien, ese coqueteo “inocente” con una persona que no está libre, haber caído en el onanismo o una de las otras mil cosas que sabemos que no debemos hacer, a veces resulta demasiado difícil dejarlo aun sabiendo las consecuencias que tendrá para nosotros.

Entonces es cuando se comienza a pensar que no podemos, que somos demasiado débiles para enfrentarlo… demasiado humanos.

La cuestión es que, de hecho, podemos vencerlo, sea lo que sea que nos mantenga alejados de la Gracia de Dios. Porque pecar o no, es nuestra elección, y satanás lo sabe, pero no quiere que nosotros lo descubramos porque entonces podríamos abandonar con mayor facilidad el pecado.

  • “No eres digno de estar en presencia de Dios”

Otra de las mentiras que Satanás nos cuenta es que, si has caído en el pecado ya no eres digno de ir a la Iglesia, orar, o leer la Biblia, pues si lo haces, te estás portando de manera hipócrita. Así que te comienzas a alejar cada vez más y, al no tener el alimento de la Palabra de Dios tu fe se va debilitando y es mucho más fácil que caigas en las tentaciones del Enemigo.

Lo que realmente debes hacer es que, si ya te equivocaste, ¡puedes arrepentirte y confesarte! Claro que no es correcto si caes en el círculo de “peco-me arrepiento-vuelvo a pecar”, pero si de verdad estás arrepentido tienes que acudir al sacramento de la confesión para volver a estar en gracia con Dios, no apartarte de Él y darle el gane a satanás.

2. Incredulidad

Este punto es algo en lo que desgraciadamente la mayoría de las personas se ve atrapada en la actualidad, ya en 2 Corintios 4,4 San Pablo advierte al respecto a los seguidores de la fe de ese entonces, pero hoy en día es incluso más fácil encontrarse con personas “ciegas de entendimiento” que se niegan a ver la verdad de Dios y prefieren vivir en la oscuridad.

  • Dios, satanás, cielo e infierno no existen

Hay un punto en el que las personas llegan a preguntarse si Dios realmente existe (duda que yo honestamente no entiendo), y son estas personas las que, al no “ver” de verdad a Dios por ningún lado terminan volviéndose ateas. Sólo que no se dan cuenta que es justo lo que satanás quiere, pues al no creer en Dios no les importa buscarlo, y una vida sin Él siempre termina mal.

  • No importa si te conviertes hoy o en 10 o 20 años

Esta es otra bastante común, sobre todo en los jóvenes. Y consiste en pensar que de joven es mejor divertirse de acuerdo a lo que dice el mundo, así que meten a Dios en una cajita y la mandan al fondo de su mente, y se dicen a sí mismos que ya lo buscarán cuando sean grandes o cosas de esa clase, pero una vez más, una vida sin Dios siempre termina mal, y por desgracia para las personas con esta clase de pensamientos, el “después” a veces ya es demasiado tarde.

  • Tú en realidad no eres tan malo

Hay personas que se llaman a sí mismas católicas sólo porque van a Misa los domingos (o al menos uno que otro). Son las mismas personas que siempre están igual, nunca tratan de componer aquellas cosas en las que le están fallando a Dios y se excusan diciendo que ellos en realidad no son tan malos como los que matan o violan a personas inocentes, pero al no buscarlo ni tratar de cambiar el ser bendecidos por Él es algo bastante complicado.

Porque si no lo buscan y no buscan cumplir sus mandatos las bendiciones nunca van a llegar a ellos, y es justo lo que satanás quiere.

3. Falsos profetas (2 Corintios 11,13-15)

Adivinación; brujería; magia negra, blanca y color arcoíris y un largo etcétera de cosas esotéricas que últimamente se han puesto muy de moda. Recurrir a todas estas cosas nos apartan de Dios y nos hacen, de una u otra manera, esclavos de satanás.

Muchas personas que recurren a esta clase de cosas tienen la idea errónea de que no es malo o que los brujos y todas esas cosas de verdad ayudan o incluso que son de Dios, pero hay que tener siempre en mente las palabras de San Pablo escritas en 2 Corintios 11, 13-15:

<<En realidad son falsos apóstoles, engañadores disfrazados de apóstoles de Cristo.
Y no hay que maravillarse, pues si Satanás se disfraza de ángel de luz, no es mucho que sus servidores se disfracen también de servidores del bien. Pero su fin será el que se merecen sus obras.>>

  • Brujería

Sobre la brujería y hechicería en particular la Sagrada Escritura nos advierte en Levítico 19,31:

<<No se dirijan a los brujos ni a los que llaman a los espíritus; no los consulten no sea que con ellos se manchen: ¡Yo soy Yavé!>>

4. Enfermedad

<<Esta es hija de Abrahán, y Satanás la mantenía atada desde hace dieciocho años>> (Lucas 13,16)

El breve relato que se hace en San Lucas 13,10-16 nos habla acerca de una mujer que había estado enferma desde hacía 18 años a causa de un espíritu, como ella también nosotros a veces podemos estar pasando por alguna enfermedad que sencillamente no entendemos por qué llegó, y esto puede hace que nos distanciemos del Señor.

Pero lo que no sabemos, o más bien, lo que nadie nos dice, es que también hay enfermedades que pueden ser causadas por espíritus de satanás y que tienen como fin alejarnos de Dios. Sin embargo nosotros, así como la mujer, también podemos ser liberados si volvemos a Él y buscamos estar en Su Presencia.

Todas estas cosas y más pueden estar presentes en nuestra vida y no nos damos cuenta de que son causadas por el enemigo para apartarnos de Dios y de las promesas y bendiciones que Él tiene para cada uno de nosotros, por lo que también es importante conocer las estrategias del demonio para que no nos dejemos engañar tan fácilmente.

Solemos querer esa abundancia de la que Jesús nos habló, pero no queremos seguir el “instructivo” para obtenerla y la buscamos a nuestra manera, y al no encontrarla decimos que esa promesa de abundancia es falsa cuando fuimos nosotros quienes renunciamos a ella al elegir creerle a Satanás.

Hay que cambiar eso. Hay que empezar a creerle más a Dios y a desmentir al diablo, hay que empezar a poner en práctica lo que nos dice la Escritura para que, entonces sí, podamos reclamar cada uno su propia bendición. ¿Amén?


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