Agrega estas siete frases a tu arsenal. Te pueden ayudar a ahuyentar la mala conducta y aliviar algunos de los momentos más difíciles que enfrentamos como padres. Úsalos a menudo.
- “¡Recibes lo que te dan y no te enojes!”
Esto lo aprendí de la maestra de preescolar de mi hijo. Es mejor si te adelantas con esta frase en vez de usarla más tarde, cuando ya esté enojado (es más difícil calmarse cuando ya se ha decepcionado). Díselos antes de darles una golosina, antes de la cena y cuando escojan lápices de colores para hacer manualidades.
- “Me doy cuenta cuán enojado/molesto estás. La respuesta sigue siendo no”.
Los niños pueden quejarse y rogar sin parar por las cosas que no les permites. Cuando te piden por enésima vez ese caramelo extra, más tiempo en el zoológico, las zapatillas de diseñador que no puedes comprarles, empatiza con ellos (es difícil no recibir aquello que queremos) pero sé firme con tus límites.
- “Tú sabes cómo ser respetuoso”.
Cuando los niños son irrespetuosos, las cosas pueden irse cuesta abajo rápidamente. Antes de entrar en una lucha de poder, esta frase puede ayudarte a mantener la calma. Les enseña a los niños a cuidar sus modales y ser respetados (porque no les respondes con enojo). Esta es una forma rápida y positiva de hacerles saber que han cruzado la línea pero que tú crees que ellos pueden corregirse a sí mismos.
- “¡Estamos pasando un momento difícil! Empecemos de nuevo…”
A veces los padres y los niños empiezan el día con el pie izquierdo. Cuando se quema el desayuno, se pierden los zapatos o el perro se come la tarea de tu hijo eso puede destruir las mejores intenciones. Cuando la tensión sube, esta frase ayuda a reducirla un poco. Podemos retroceder y comenzar de nuevo.
- “Te he visto ser amable…”
Cuando los niños no son amables con sus hermanos o amigos, apela a su mejor lado. Esta frase es un gentil recordatorio de que ellos pueden ser amables; tú los has visto ser amables y tienes fe en que ellos pueden ser amables también en esta situación.
- “Esto es decepcionante. Podemos resolverlo…”
Esta frase funciona bien cuando los niños están resentidos por una invitación a jugar cancelada, una visita inesperada al médico, una computadora descompuesta o un cambio forzado de planes. Esto les permite saber que sentimos su dolor y los ayuda a volver a enfocarse para pensar qué pueden hacer para sentirse mejor y qué podemos hacer nosotros para facilitarlo.
- “No culpamos, buscamos soluciones…”
Esta es mi frase favorita. Impide que los dedos comiencen a señalar a los demás y les enseña a los niños a buscar una solución: traer un trapo para limpiar la leche, ayudarlo a encontrar formas de recordar hacer sus labores y la mejor forma de avisarle que la cena está lista (de una forma en que lo puedan escuchar).
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