Me atrevo a pensar que la inmensa mayoría de los lectores han escuchado algunas de estas famosas citas acerca del estado de ánimo: Recibe a todas las personas con buen semblante. Recibe a todas las personas con alegría. La presencia de Dios no puede reposar donde hay tristeza sino donde hay alegría.
La biblia nos enseña que una persona “debe” vivir con alegría, sonreír, recibir a otros con buen semblante y ser agradecido. Ahora bien, ¿acaso da por sentado que todo aquello está en nuestro poder? ¡Aparentemente, si! Pero ¿Cómo se hace eso en la práctica? ¿Cómo puede uno dominar su estado de ánimo cuando las cosas no salen exactamente como uno quiere?
Fingir hasta lograrlo
La Psicóloga y Profesora de la Universidad de Harvard, Amy Cuddy, realizó un estudio con un grupo de estudiantes en el año 2012, en el cual demostró que la postura y el lenguaje corporal de las personas influye sobre su mente y moldea su estado de ánimo tanto para bien como para mal. El experimento consistía en que los participantes debían adoptar una postura de éxito y optimismo durante dos minutos. Como resultado de tal “actuación”, los participantes sentían más confianza en si mismos para enfrentar algún desafío. Ello, además, se manifestaba a nivel hormonal, pues corroboraron que los niveles de hormonas asociadas al éxito y a la confianza —como la testosterona— subían notablemente después de mantener una posición de poder y confianza durante dos minutos. Obviamente, ello no solo se logra a través de la postura, sino también a través de expresiones faciales como levantar las cejas, abrir los ojos, subir el mentón o una sonrisa amplia, pues todas estas son formas de transmitir y crear un estado de confianza en uno mismo.
Después de este estudio se han hecho otros cincuenta y cinco estudios similares. El resultado de dichos estudios apunta a que el lenguaje corporal, de hecho, influye fuertemente en el estado de ánimo de las personas incluso desde el punto de vista bioquímico.
La mente y el cuerpo: una autopista de doble vía
La influencia entre nuestra expresión física y el sentimiento que embarga nuestro corazón viaja por una autopista de doble vía. Cuando estoy alegre sonrío, y cuando sonrío estoy alegre. Cuando alguien me agrada lo trato de forma amable, y cuando trato a alguien de forma amable logro que me agrade. Cuando me siento optimista camino y me muevo con seguridad, y cuando camino y me muevo con seguridad me siento más optimista.
Esto nos ayuda a entender mejor los consejos de la biblia. No se nos están dando simples instrucciones de cordialidad, sino más bien herramientas de inteligencia emocional. Nos está diciendo algo así: Acostúmbrate a recibir a todos con un buen semblante y tú mismo acabarás siendo una persona más amable. Asimismo, recibe a todos con alegría y tú mismo acabarás siendo una persona más alegre.
No podía faltar
¡Muévete! Si quieres crear una emoción de entusiasmo y pasión en tu interior, no intentes forzarla desde adentro, más bien empieza a estimularla desde afuera. Muévete con diligencia y entusiasmo, pues el movimiento externo despierta lo interno. ¡Asombroso!
Por si fuera poco, etimológicamente también puede corroborarse aquella idea, pues el término “emoción” viene del latín emotĭo, que significa “movimiento o impulso”.
En resumen, la emoción es algo que se crea. Cuando quieras crear una emoción, ¡muévete!
Úsalo en todos los terrenos
Alguna vez te has preguntado ¿por qué los luchadores gritan y hacen poses antes de empezar un combate? O ¿por qué los paracaidistas gritan antes de saltar? ¿Por qué se les da tanta importancia a los uniformes en el deporte y en los ejércitos? La respuesta ahora es más clara, la actuación de nuestro exterior invoca y reúne las fuerzas internas para cualquier situación.
Querido lector, te invito a que pruebes este maravilloso consejo. Ya sea que debas luchar una guerra, o quizás simplemente llevar una conversación con un ser querido y hasta contigo mismo, recuerda que puedes crear tus emociones. Identifica y escribe cinco o diez emociones que te gustaría sentir en ese determinado momento para ayudarte a mostrar la mejor versión de ti mismo. Piensa si quieres sentirte optimista, confiado, asertivo, seguro, valiente. O quizás comprensivo, empático y reconfortante. Luego, piensa como utilizar tu cuerpo y tus expresiones para crear ese sentimiento y entra dentro de ese personaje durante unos minutos.
Haz la prueba. Estoy convencido que obtendrás resultados acordes con esa actividad.
¡Te deseo el mayor de los éxitos!
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