Tu mejor amigo te llama a altas horas de la madrugada:

“Por favor escúchame. Estoy en Las Vegas y me metí en una pelea. Perdí el control y maté a alguien. Necesito que vengas de inmediato…”

¿Dejaríamos todo de lado para tomar un vuelo a las vegas y apoyar a nuestro amigo?

¿Actuaríamos distinto si, en vez de un asesinato, nuestro amigo confiesa que cometió una violación? ¿Una estafa? ¿Hasta dónde llega nuestra entrega hacia un amigo?

Todo esto depende de la finalidad que persiga nuestra amistad. Si lo que buscamos es alguien con quien jugar una partida de tenis, quizás este sea el momento de buscar otro amigo. Pero, ¿qué tal si la persona afectada es en realidad un amigo querido y cercano?

En hebreo, “amigo” se dice “jaber”. Jaber proviene de la palabra “jibur”, que significa vinculado o unido. Lo que crea una amistad duradera es el lazo inseparable entre dos personas. ¿Acaso somos amigos tan sólo cuando nuestros compañeros toman decisiones sabias y correctas? Si somos amigos de verdad, nuestro amor será incondicional y siempre estaremos dispuestos a ayudarles.

Sin este grado de “vinculación”, una amistad nunca podrá ser totalmente confiable. Existirá una línea que limitará la lealtad y debilitará sus bases.

Claro está, no podemos condonar el hecho de que un amigo haya matado a alguien. Está pésimo y punto. ¿Pero cuáles son nuestras responsabilidades hacia nuestro amigo? ¿Acaso lo abandonaremos cuando más nos necesita? Debemos estar a su lado para brindarle apoyo, para ayudarlo a encauzar su vida nuevamente, para indicarle dónde cometió su error.

Es obvio que no debemos hacernos deliberadamente amigos de un asesino. Debemos tener cautela sobre quiénes elegimos como amigos. Tampoco debemos seguir brindando apoyo a un psicópata que nos engañó durante varios años. Los asesinos en serie que ocultan sus fechorías no merecen nuestra lealtad.

Aquí estamos analizando nuestro nivel de compromiso hacia amigos cercanos que adolecen de defectos serios y cometen errores graves. El nivel de lealtad entre amigos determinará si esta relación será ocasional o un vínculo entre hermanos carnales.

Los verdaderos amigos son difíciles de encontrar; serlo es incluso más difícil. El tener buenos amigos parte por ser uno mismo un buen amigo.

Cuando amamos a los demás incondicionalmente y les damos la calidad de amistad que anhelan de verdad, enriquecemos nuestra propia vida con compañeros leales que siempre nos apoyan.

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