¿Y si te dijera que hay una lista secreta de pasos a seguir que harán que seas más feliz, que la personas a tu alrededor te aprecien más y que incluso te hará lucir mucho mejor? ¡Pues esa lista existe! Y a continuación te dejo este decálogo que estoy segura que va a ser de utilidad.
Hace unos días, navegando por Internet de una página a otra, me topé con un artículo realmente interesante. Se trata de diez sencillas acciones diarias que te ayudarán a ser más feliz y a poner más en práctica tu fe, además de que te ayudarán a crecer en espiritualidad.
Cuando nos sentimos mejor con nosotros mismos, las personas a nuestro alrededor lo notan y ello hace que su respuesta a nosotros sea también mucho más positiva, así creamos un ambiente mucho más relajado en el que convivir, porque honestamente, a nadie le gusta vivir en un ambiente tenso en el que las personas pelean todo el tiempo. Así que espero que pongas al menos algunas de estas acciones en práctica, que seguro te funciona.
1.- Cada día, cuando suene el despertador, respira profundamente, sonríe con ganas y date un aplauso.
Eres una persona privilegiada. Estás vivo. Él tiempo se te regala a cambio de nada. Tienes por delante la posibilidad de ser feliz. El tiempo no es una condena, es la posibilidad del amor, del gozo, de la felicidad. No lo conviertas en un barbecho estéril. Generalmente es una cuestión que sólo depende de ti. Date una oportunidad.
2.- Mírate al espejo y ríete un poco de ti mismo.
Verás que tienes el corazón despeinado, la ilusión legañosa y la generosidad en pleno bostezo. Date una buena ducha de optimismo y verás qué bien te sientes. Hay muchos que sólo se duchan por fuera, y, claro, huelen. El mejor secreto contra la vejez es aplicarse alguna crema que mantenga tersos tus ideales. Te ofrezco una marca: la utopía.
3.- Conecta tu teléfono móvil y llama.
Dios te escucha. Siempre tendrás cobertura. Reza saboreando despacio tus sentimientos. ¡Cómo se esponja el corazón cuando uno se descubre amado de Dios! ¡Saltarás de gozo como un cervatillo! Te quedará un cuerpo “Danone” dispuesto a devorar el día y repartirás alegría incluso a quien no te la pide. Recuerda: de mañana y a última hora del día tienes tarifa reducida. Aprovecha y llama.
4.- Mantén la línea de tu libertad.
Controla la dosis de fútbol, de ruidos, de tele y de alcohol. De lo contrario perderás en la primera esquina la libertad que Dios te ha regalado. Hay que tener cuidado o ese inocente “pasatiempo” pasará a ser un vicio o incluso una adicción, antes de que puedas darte cuenta. Si te viene la tentación, puedes ver un partido de tu equipo favorito, una media hora de televisión o incluso tomarte un par de cervezas, pero recuerda en todo momento mantener los límites que te has establecido. Cuídate y recuerda el verso del poeta “Érase un hombre a un televisor pegado…”.
5.- Sonríe siempre, sonríe.
La sonrisa es tu arruga más bella y te mantiene joven. Cada vez que sonríes abres mil puertas cerradas y pones nombre a la gente que pasa. No hay dinero capaz de comprar una sonrisa auténtica y, sin embargo, brota espontánea cuando es gratuita. Sé tú así, como una sonrisa, porque tampoco tú tienes precio.
6.- Haz ejercicios diariamente.
Practica el perdón, la tolerancia, el respeto, la sensibilidad, el cariño… y tendrás un espíritu “en forma”. Y así, cada noche, en esta competición que llaman vida, ganarás el trofeo más preciado: la paz interior y el gozo de encontrar el sentido de vivir debajo de la almohada. No te preocupes, hay trofeos para todos. Mañana más.
7.-Abre tu agenda y anota: reservado para mí.
Fíjate bien, lo tienes todo ocupado: trabajo, amigos, televisión, clases, salir, entrar, visita cultural… ¿Y tú? ¿No eres importante para dedicarte un ratito? Sí hombre. Cancela algún compromiso y siéntate contigo. Háblate mirándote a los ojos. Tienes que decirte muchas cosas. Hace ya mucho tiempo que no te ves de verdad. Confía en ti mismo y olvídate de todas tus preocupaciones, al menos por un ratito. Saldrás aliviado.
8.- Practica el refrán: ‘El que reparte se queda con la mejor parte’.
No falla. Una mano abierta a los otros puede ser caricia, consuelo, saludo, ayuda… Una mano cerrada es siempre amenaza, puñetazo, distancia, desconfianza… etc. Quien comparte su vida dispone siempre de un cheque en blanco para el amor. Hazlo y verás cómo sube tu saldo cada día. Los que viven para su cuenta corriente son sólo eso: corrientes.
9.- Consume productos sin código de barras.
No cumplen la normativa vigente, es verdad, pero son los de siempre y llevan garantía. Además de ser naturales no tienen fecha de caducidad y son cien por cien ecológicos: justicia, solidaridad, tolerancia, derechos humanos, libertad. Es decir, civilización del amor. Tienen la ventaja, además de que podemos cultivarlos en nuestra propia casa y no pagan impuestos. Se trata de llevar una vida saludable.
10.- Hazte un seguro de vida.
‹‹El que quiera ganar su vida la perderá pero el que pierda su vida por mí la ganará para siempre››
(Lc. 9, 24)
En principio te saldrá un poco caro porque te exigirá una alta inversión, tal vez de tiempo y de sacrificio, pero recuerda que es una inversión y que luego recogerás beneficios abundantes. Hay otros seguros más baratos, pero ya no son tan seguros. Tu póliza se llama Evangelio. No admite rebajas. No olvides que es tu vida (en la tierra, pero sobre todo tu vida después de este mundo), la que está en juego.
¿Y entonces? ¿Te animas a poner esas acciones en práctica? Te cuento que yo he comenzado a hacerlas y funcionan de maravilla ¡Y eso que solo hice algunas! Como quiera que sea, el punto es siempre vivir más de acuerdo a la Palabra y voluntad de Dios, así que un amén por ello y nos leemos en el siguiente post.
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