¿No crees en la existencia del demonio? Mira a tu alrededor y creerás. Está más activo que nunca. Tanta maldad no puede ser obra solo del hombre, hay algo más, profundo, escondido, “alguien”.

«Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no encontrarlo, dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí.” Y al llegar la encuentra barrida y en orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.» (Lucas 11, 24 – 26)

El sacerdote en su homilía volvió a hablarnos del demonio. Se notaba muy preocupado, “Hay tanto mal a nuestro alrededor”.

Detuvo su homilía y cambió el tema para hablarnos del demonio y su existencia. Nos explicó quién era y dónde se le menciona en las Escrituras. Y cómo ha logrado que la humanidad lo vea como una fábula creada para asustar a los niños. No tiene tiempo, es un espíritu, por tanto, es más inteligente que nosotros.

Nos estudia y ataca donde somos más débiles, cuando estamos desanimados.

Quiere resquebrajar nuestra relación con Dios, que nos alejemos de su amor.

No sé si te pasa que estás tranquilo y de pronto, casi sin darte cuenta, te llegan las tentaciones. A veces caes en una pequeña, que parece insignificante, pensando que es algo inocente y no te puede dañar.

Tal vez no te has dado cuenta que al caer en sus garras, le abres una ventana al demonio para que entre y te tiente con más fuerza.

Es una estrategia sencilla, primero la tentación es algo pequeño, caes y viene otra más fuerte, más grande, peor, hasta que comprometes tu alma inmortal con el pecado.

Suelo decir que el demonio es malo con ganas. Su odio hacia nosotros no tiene límite.

Me he percatado que incrementa su actividad cuando se acercan fiesta Marianas (mayo es el mes de la Virgen en mi país) o en algunos casos antes de Fiestas religiosas importantes como la Gran Fiesta de la Divina Misericordia que celebraremos el domingo 28 de abril.

Quiero pedirte que seas fuerte. Sé que la tentación es dulce, se ve apetecible… Pero no te dejes vencer, no caigas en esa tentación que lleva días rondando tu cabeza.

Vale más una maravillosa eternidad que unos minutos de placer.

Aprovecha esta maravillosa Fiesta de la Misericordia, haz un buen examen de conciencia y acude al confesionario. Dios es misericordioso y desea perdonarte, abrazarte, que experimentes su amor.

“La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia” (Diario, 300).

“…y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario, 723).

¡Ánimo! No te dejes vencer por esa tentación. No vale la pena.

Reza y confía en Dios,

¡Dios puede más!

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