La vida se pasa demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos, los pequeños resentimientos sin importancia, se convierten en amargos rencores difíciles de reconciliar. No hay concesiones especiales, si uno no limpia su corazón, el vivir se convierte en una carga pesada y muy solitaria.
Uno puede decidir vivir con rencor, enojo y amargura o buscar la manera para encontrar valor, aceptar, dejar ir y vivir en armonía.
La elección es personal y cada uno tiene el poder para reconciliarse consigo mismo y sanar su alma. En realidad, la decisión de soltar el resentimiento, no depende tanto de la persona que ofende o lastima, sino más bien, de la persona que carga ese sentimiento incómodo que le crea rencor. ¿Cómo puede ser esto?
Pareciera que uno se ofende por lo que le dicen… Pero en realidad, uno se ofende por lo que escucha… más específicamente, uno se enoja, por lo que interpreta y por lo que está esperando escuchar.
Esta interpretación personal, tiene que ver directamente con el sentir interno de cada persona, el cual provoca cierta reacción, que a su vez, desencadena sentimientos de enojo y rencor, a raíz de lo que cada quien ha interpretado. Esta interpretación muchas veces puede estar lejos de la realidad o de ser un claro reflejo de lo que está sucediendo.
De hecho no tiene importancia si lo que provocó el sentimiento es real o es una suposición inventada sin bases reales, ya que el rencor y los resentimientos son una elección personal que tocan fibras íntimas y que remueven emociones que no se quieren confrontar.
Así, el recuerdo amargo y doloroso que se revive una y otra vez en la mente, torna a los pensamientos en un bagaje pesado. Impregna al alma de reproches y sentimientos que amargan y contaminan las relaciones, dando como resultado el no poder soltar el malestar y por si fuera poco, inhibe la capacidad para sentir alegría, paz y felicidad.
El resentimiento es terrible, desintegra familias, rompe con amistades, deshace parejas, etc. En sí, vivir con rencor es como “vivir con una herida abierta y no dejarla cicatrizar jamás”.
Una buena solución es dejar de interpretar las palabras de los demás, evitar las suposiciones y tener el valor de escuchar sin juzgar. Es posible que la otra persona también tenga sus problemas y vea el mundo con otros ojos.
Es necesario aprender a dejar de reaccionar con carga emocional y partir de un punto de vista neutral. Para transformar el futuro, hay que empezar a limpiar la mente y dejar de reflejar los problemas personales en otros.
La lección que el resentimiento deja es que cuando se vive con rencor, amargura y dolor, al final del dia, solo se pasa la vida. Se pierde toda oportunidad para reconciliarse y encontrar paz. Así, la vida se gasta y se pierde.
La receta: Sanando el resentimiento
Ingredientes:
Serenidad – mente clara y abierta para escuchar lo que se le expresa
Valor – poder escuchar sin juzgar, ni ponerle carga emocional al otro
Gratitud – agradecer el poder distinguir y aceptar otros puntos de vista
Respeto – reconocer que cada ser tiene sus cualidades y su visión
Ojo noble – encontrar el punto positivo que aporta cada relación
Afirmación positiva para sanar mis resentimientos:
Yo soy la única persona que tiene el poder para determinar qué me lastima y qué me sana. No hay rencor suficientemente grande como para que valga la pena tener una vida llena de amargura y resentimientos. Amo mi vida. Entiendo que no siempre escucho lo que quisiera escuchar, pero reconozco que cada persona tiene el derecho de decir y expresar lo que entiende. Mi vida es valiosa y no la voy a malgastar con malos recuerdos.
Como se puede sanar el resentimiento:
Cuando se reconoce que el rencor sólo malgasta la vida, es mas fácil dejar ir lo que lastima y envenena al alma. Evitar que el rencor corroa la mente es un trabajo personal que implica determinación y deseo de tener una buena vida.
Ser feliz es una decisión personal que implica aprender a soltar el dolor. No se puede cambiar lo sucedido, pero se puede determinar la actitud con la que se vive. A pesar de que más difícil permanecer positivo cuando nos lastiman, el benéfico de soltar el resentimiento es inmediato y efectivo.
Aprender a aceptar y dejar ir, es el secreto más valioso para tener una vida sana. Cuando se acepta que nadie es perfecto se forja un carácter valioso y compasivo, lo cual mejora las relaciones personales y se vive en paz y armonía con el universo.
“El resentimiento que no se resuelve, crece, se multiplica y llena el alma de amargura y dolor”.
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